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El autor examina cómo las colonias crecieron en poder y población, lo que preocupaba a los británicos, quienes temían perder el control sobre ellas. La obra se enfoca en las tensiones que surgieron por el control del comercio, la recaudación de impuestos y el papel del Parlamento británico en la administración colonial. Draper destaca cómo la guerra de los Siete Años, y el consecuente control de Canadá por parte de Gran Bretaña, cambió la dinámica del imperio, removiendo la amenaza francesa y dejando a las colonias más confiadas y deseosas de gestionar sus propios asuntos.
El libro explora también cómo figuras como Benjamin Franklin participaron en los debates sobre el destino de las colonias, abogando por la permanencia de Canadá bajo control británico para mantener el crecimiento de las colonias americanas, lo que paradójicamente condujo a un incremento en su poder y, finalmente, a la rebelión.
En resumen, Draper ve la Revolución Americana como el resultado inevitable de una creciente lucha por el poder entre las colonias y el imperio británico, y no simplemente como un movimiento ideológico o libertario.
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books